martes, 26 de abril de 2011

Nos dijeron que seríamos héroes.
Nos señalaron y dijeron:
seréis nuestros héroes,
acabaréis con el enemigo
que amenaza
nuestros hogares, nuestra patria.
Nos envolvieron en sudarios pardos
demasiado grandes, demasiado pronto.
Nos dieron armas, fusiles de asalto,
demasiada muerte en las mismas manos.
Ebrios de honor y de gloria,
borrachos de poder,
nos llevaron a un país extraño
donde había otros hombres
que defendían
sus hogares, su patria,
enfundados en los mismos sudarios pardos,
con la misma muerte en las manos.

Jinetes en caballos blindados,
ángeles exterminadores,
es matar o morir
y el miedo hace el resto.

Nos dijeron que seríamos héroes.
Ebrios de honor y de gloria
nos trajeron hasta aquí.
Y ahora miro a mi alrededor y sólo veo
macabros puzzles sanguinolentos,
que fueron mis hermanos,
mis compañeros.
No hay honor en la sangre derramada.
No hay gloria ganada en estas ruinas
de retazos de cuerpos y tierra quemada.

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