miércoles, 29 de junio de 2011

(de porqué no entiendo a Federico García Lorca, ni falta que me hace)

Te canto, te leo y,
sin saber porqué,
me pones la piel de gallina idiota.
Busco y remuevo tus versos,
los analizo como un forense
y
cuanto más los estudio,
menos entiendo.
Y, sin embargo, cuando al descuido
ojeo algún soneto, alguna línea,
vibran en mí las cuerdas de tus guitarras,
asoman tus lunas
y oscurecen tus noches
devorando mis palabras.
Y me vuelvo gitana chiquilla
y bailo en la amanecida
al son de gritos elípticos
que van de verso a monte,
hasta caer rendida,
muerta en una calle, donde nadie me conoce.

miércoles, 8 de junio de 2011

Con tu nombre, Amor, forjé los barrotes de mi celda.
En tu nombre trencé las cuerdas
con que me até
una y otra vez.
Tu nombre, Amor, fue bandera de mi reino
y ley de mi silencio.
Por tu nombre rendí mi cuerpo
y amordacé mis sueños.

Pero quizás sea ahora tiempo de dinamitar
los cimientos de tu cárcel,
de gritar entre los escombros
que tu nombre ya no es más
cancela ni reja
y alejándome de ti, buscar
amores pequeños, ligeros, ingrávidos;
amores hechos de aire y espuma de cerveza.
Olvidar tu nombre, Amor, tan pesado
y poder, libremente, amar.