aunque se escurra entre los labios
apenas dicha.
Bendito el efímero gozo del cuerpo,
la piel de fiesta,
el corazón batiendo palmas,
redoble de tambor a destiempo.
Bendita congoja de flores que se
arraciman en la garganta,
benditas hormigas en los dedos,
la súbita incandescencia en el pecho,
la velocidad y el vértigo en el
estómago.
Benditas las noches en blanco a la luz
de una sonrisa.
Benditas las horas perdidas con los
ojos fijos en un recuerdo.
Benditos todos los segundos que hacen
que respirar
parezca un acto con sentido.
¡Qué preciosidad de poema!
ResponderEliminarMuchas gracias, queridx.
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